martes, 15 de marzo de 2011

EL MITO DE LOS MODELOS


El mito de los modelos sin cerebro, únicamente ocupados en el culto al cuerpo y obsesionados con su imagen, se ha impuesto durante mucho tiempo. Y aunque todavía existen personas para las que la combinación de belleza e inteligencia es una utopía, por suerte esta imagen de frivolidad, curiosamente otorgada por la misma sociedad que llega a encumbrar y convertir a las y los modelos en iconos del mundo de la moda y del espectáculo, está cambiando hacia una imagen menos superficial.

Se debe tener en cuenta que la belleza de un modelo es su principal herramienta de trabajo y ser dueño de una buena imagen es primordial para estar en activo en un mundo tan competitivo. Un pianista cuidará sus manos con mimo al igual que un taxista velará por su vehículo, y así en multitud de profesiones.

Bien es cierto que intervenciones famosas y desafortunadas, como la de aquella miss y su patente desconocimiento geográfico e histórico del país soviético, han propiciado la asociación de belleza con incultura, pero no se puede generalizar y sentenciar que la frivolidad y la ignorancia son inherentes a la moda. La realidad es que existen personas superficiales e incultas en todos los ámbitos y que el mundo de la pasarela también cuenta con modelos, de cabezas bien amuebladas, capaces de mantener conversaciones inteligentes y no parecer meros objetos decorativos.

Para ayudar a tirar por tierra el mito de los modelos sin cerebro, con poca inteligencia y mucha banalidad, tenemos, entre otros, el caso de Alberto Jorrín, modelo People Revolutions que hoy nos ocupa.

Licenciado en ingeniería, y en la actualidad estudiando un doctorado en matemáticas, se ha formado en diferentes universidades de Europa y Estados Unidos. Alberto ha tenido cerebro suficiente para saber compaginar el culto de la mente con sus múltiples apariciones en publicidad, en editoriales de las revistas más prestigiosas, en desfiles de moda así como numerosas intervenciones, como actor, en teatro y televisión.